Por Héctor Torres
Está en duda si hay contubernio entre las autoridades municipales y quienes venden mascotas en la vía pública, a la vista de todos, o si es un fracaso más de la administración de Alfonso Martínez Alcázar; lo cierto es que el reglamento que prohíbe la venta de animales de compañía, principalmente perros, es letra muerta.
El “Reglamento para la atención, control y trato digno de la fauna canina y felina doméstica del municipio de Morelia” en el artículo quinto, en el apartado uno dice:
ARTÍCULO 5°. Para efectos del cumplimiento a lo dispuesto por este Reglamento y demás disposiciones legales aplicables en la materia, queda estrictamente prohibido en el Municipio de Morelia, lo siguiente:
- La venta de ejemplares de la fauna regulada en la vía pública; siendo la Dirección de Mercados y Comercio en Vía Pública la encargada de verificar el cumplimiento de esta fracción.
De lo anterior se desprende que lo marcado en ese Reglamento, lamentablemente, no se cumple y basta realizar un recorrido, los domingos, en el llamado Tianguis del Auditorio para percatarse que la venta de mascotas, principalmente perros, es una práctica común.
La oferta de los caninos, de todas las razas, ocurre a la vista de todos y en todas las calles que dan forma al Tianguis del Auditorio y no ha hay que recorrerlas porque la venta empieza desde la misma avenida Lázaro Cárdenas, antes de adentrarse en lo intrincado de ese mercado.
Y qué es realmente lo que sucede para que la venta de mascotas se dé a la vista de todos, para que eso ocurra sin restricciones solamente hay dos sopas: mochada de por medio para los inspectores o, como en otros muchos sectores, el gobierno de Alfonso Martínez Alcázar fracasa rotundamente en la aplicación de la ley.
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