Por Héctor Torres
En Michoacán la enfermera enfrenta, en su trabajo cotidiano, una serie de factores que limitan su desempeño y la atención que otorgan a los usuarios y, al respecto, las autoridades evaden el tema y, por ejemplo, en el desabasto de medicamentos les indican que sean los familiares de los pacientes quienes las compren.
El Colectivo Así es Michoacán organizó unos foros con el objetivo de desmenuzar la realidad que vive el sector salud en Michoacán, y en el mismo María Gricelda Lara Gutiérrez abordó el tema de “Factores determinantes en la calidad de la atención de enfermería en el sector salud”, y al respecto señaló que son muchas las causas que inciden en ese rubro y destacó que del PIB (Producto Interno Bruto) de México se destina el 3.2 por ciento, porcentaje muy por debajo de lo que recomiendan organismos internacionales que es del 9.3 por ciento.
Esta situación, dijo, repercute negativamente en la calidad de la salud que se otorga a los habitantes y uno de los indicadores, por ejemplo, es el que se refiere a las camas sensables en México y es que de acuerdo con la OCDE deben ser 4.6 por cada mil habitantes.
En CDMX 2.2 y en Michoacán, dijo, ese indicador es de apenas .53 esto se traduce en que no hay ni una cama sensable por cada mil habitantes. Además. Añadió, esa insuficiencia da como consecuencia una sobresaturación del servicio en urgencias, consulta externa y hospitalización. Asimismo, puntualizó, genera un déficit en la atención integral al usuario.
En insumos, prosiguió, en Michoacán la situación no es nada halagüeña pues existe un déficit en recursos materiales y no se provee de los instrumentos electromédicos básicos para la atención al usuario como termómetros y esfigmomanómetros y, en ocasiones, debido a la profesión –enfermería- altamente humanitaria “hay momentos en que tenemos que hacer uso de nuestros propios recursos para cubrir estas necesidades”.
Asimismo, puntualizó, al equipo electromédico de alta complejidad no se le da el mantenimiento preventivo adecuado.
Por otro lado, las compras consolidadas y la subrogación de los servicios no han reflejado mejoras en el abasto, factor que repercute negativamente en la calidad de la atención.
El material de curación, agregó, es insuficiente y de mala calidad y los usuarios tienen que comprarlos por su cuenta, y aunque se han acercado a las autoridades de Salud para preguntarles cómo van a solventar esas necesidades, la respuesta que reciben es “que les pidamos a los familiares los faltantes”. En suma, nos hacen participes de actos de corrupción.
Y ante la falta de medicamentos del cuadro básico, son los familiares –de los enfermos- los que los tienen que comprar y lo grave es que no se puede dar seguimiento a los tratamientos indicados y, en consecuencia, se atrasa la evolución del paciente lo que expone a la enfermera a la violencia de los familiares ante la angustia de no ver resultados positivos en la salud de los pacientes.
Y, por si eso no fuera suficiente, las enfermeras tienen que, en ocasiones, enfrentar implicaciones legales.
En recursos humanos, en Michoacán el de enfermera también enfrenta un déficit pues la OCDE recomienda es de 8.8 por cada mil habitantes y en la entidad es de 1.95.
Las enfermeras en Michoacán, continuó, enfrentan una plantilla laboral incompleta lo que las lleva a cubrir tiempo extra no remunerado, no se respeta la estructura orgánica puesto-código-función, condiciones contractuales desiguales y las compensaciones por alto riesgo laboral son totalmente discriminatorias.
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