Por Miguel González Galván
Senadores de la República y algunos diputados del partido Acción Nacional y, hasta donde se sabe, Manuel Añorve Baños, del Revolucionario Institucional, se reunieron en el Senado con el deliberado propósito de signar la Carta de Madrid, propuesta por el español Santiago Abascal, líder del partido ultraderechista Vox. Recinto en donde intercambiaron puntos de vista para, finalmente, firmar el documento.
La esencia de la Carta de Madrid, según los signatarios, es “la defensa de la libertad, la democracia, la propiedad privada e incluso el respeto a los derechos humanos”, porque en la “Iberoesfera”, no se respetan estos principios fundamentales del ser humano. Así, categóricamente lo expresan en el documento signado, los respectivos líderes de la fracción parlamentaria del senado del partido Acción Nacional, Julen Rementería y del partido español Vox, Santiago Abascal; dado que, tanto en la península ibérica como en el subcontinente americano los gobiernos emanados de los partidos “comunistas y socialistas”, incluyendo a los progresistas, violentan todos esos derechos sagrados. Por ello, estos dos institutos políticos sellan esta alianza para combatir el avance del socialismo y del comunismo.
Alianza que se firma bajo el concepto de que existen naciones integrantes de una Iberoesfera que, -de acuerdo a los aliancistas- se traduce en una amenaza comunista, en una conjura comunista. Que, esta conjura se habría desarrollado en la ciudad mexicana de Puebla el 12 de julio de 2019 y dos días más, a la que asistieron líderes progresistas, entre otros, José Luis Rodríguez Zapatero, Evo Morales, José Mujica, Lula da Silva, Dilma Rouseff, Rafael Correa y Cuauhtémoc Cárdenas. Esta reunión no fue una conjura, sino un encuentro de liderazgos de ese talante para intercambiar experiencias y elaborar una estructura y un programa al que llamaron “El Grupo Puebla”. Por el nivel, peso y autoridad moral de los reunidos en esta ciudad mexicana, se puede dimensionar la importancia del documento que se generó en Puebla. Por su naturaleza, ambos documentos han generado encontrados puntos de vista y discusión en la opinión pública.
El presidente López Obrador, asienta categóricamente que los institutos políticos “Vox y el PAN son lo mismo”, partidos conservadores de ultraderecha y fascistoides; Héctor Larios, secretario general en funciones de presidente del Partido Acción Nacional, marcó su distancia, señalando que, los legisladores lo “hicieron a título personal y en uso de su libertad”; Julen Rementería envalentonado, manifestó que con esta carta se envía un mensaje a Andrés Manuel López Obrador y a sus radicales que “el país nunca va a ser comunista”; finalmente, Gustavo Madero y Felipe Calderón señalan que “el partido está extraviado”, porque eso no es lo que requiere en estos momentos el país.
Para quitarse ese fardo, el panismo, lo que creo tendría que hacer, es ir deslindándose discursivamente del contenido y las declaraciones más radicales de algunos de sus dirigentes para no quedarse en ese sitio de la geometría política. Porque, la verdad es que, tanto la Carta de Madrid como el contenido de “El Grupo de Puebla”, tendrán necesariamente su punto de aterrizaje en la lucha electoral por el poder.
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