Por Miguel González Galván
S u t r a n s p l a n t e
Al explicar la fundación del ayuntamiento en suelo patrio, expresa elegantemente Salvador de Madariaga, respaldándose en Bernal Díaz del Castillo: El procedimiento que empleó Hernán Cortés lleva el sello de un estilo inimitable. Los soldados, habiendo resultado que así convenía al mejor servicio de su Majestad(la Corona española), requirieron a Cortés para que cesase el rescate del oro y se fundase una Villa con autoridades para su administración de justicia y gobierno, es decir, con alcaldes y regidores. Cortés se tomó un día para pensarlo, a fin de simular mejor que lo hacía por la fuerza de las circunstancias y bajo la presión popular lo que en realidad -Cortés- ya había meditado y resuelto en ese sentido. Al día siguiente, se inclinó como buen demócrata ante la opinión pública, no sin previamente hacer constar que al hacerlo sacrificaba sus intereses personales, pues “el rescate de oro” era para él compensación necesaria a sus gastos. Así pues, se resignó a poner en práctica su propio designio, fundando la Villa Rica de la Vera Cruz, “nombre admirable que reunía lo útil del oro con lo agradable del evangelio”. Como alcalde nombró a su incondicional Puertocarrero, y a Montejo que era amigo de Diego de Velázquez, comprometiéndolo así en el acto, aunque sin conseguirlo del todo a sus intereses. “Con la fundación de la Veracruz, la armada se transformaba en un Municipio español gobernado democráticamente por un cabildo. Para mayor solemnidad Cortés tomó juramento a Alcaldes, Regidores y Cabildo en nombre del Rey”.(6)
Este primer ayuntamiento, el de la Villa Rica de la Vera Cruz, le otorgó a Hernán Cortés, en ausencia del rey de España, los títulos de Capitán General y Justicia Mayor de la Villa, con lo cual lo dotó de las atribuciones que carecía para emprender la conquista, cuyas milicias comunales apoyadas en su propia “carta de regimiento” se aventuraron en contra del Imperio de Moctezuma, llevando por capitán al conquistar, Hernán Cortés.
Convertida la aventura de Cortés en triunfo sobre el Imperio azteca, inmediatamente después de la toma de la gran Tenochtitlán, el conquistador se dio a la tarea de conformar un ayuntamiento, nombrando autoridades a la manera como lo hiciera en Veracruz, para que legalizara los actos de su gobierno.
Convertida la aventura de Cortés en triunfo sobre el Imperio azteca, inmediatamente después de la toma de la gran Tenochtitlán, el conquistador se dio a la tarea de conformar un ayuntamiento, nombrando autoridades a la manera como lo hiciera en Veracruz, para que legalizara los actos de su gobierno.
El primer paso de la fundación de la Ciudad de México sobre la gran Tenochtitlán, la explica el hispanista Toribio Esquivel Obregón: “Rendida la ciudad y preso su último señor, procedió Cortés a la organización administrativa de la ciudad, que él se empeñó en reconstruir y en que fuera la capital del nuevo reino, en acatamiento a la tradición indígena que le daba prestigio de metrópoli. Nombró por señor de la misma al que antes había tenido el cargo de Cihuacoatl, y con ello aseguró el regreso de los mexicanos que se habían dispersando por diversos lugares. Se puso mano luego a la reconstrucción y don Hernando -agrega- nombró alcaldes, regidores y otros oficiales de ayuntamiento para la población española; señaló en la parte central de la isla un cuadro dentro del cual se trazaron las calles y las manzanas de la nueva ciudad y se dieron solares a los españoles que quisieron avecinarse, dándose a cada conquistador doble superficie para solar”.(7) Este procedimiento es lo que se llamó la ‘traza’ y fuera de esta superficie se asentó la población indígena, separadas las dos secciones por un canal, aunque las calles de la sección española remataban en un puente que permitía el mutuo comercio de los pobladores de ambas secciones.
El papel, en consecuencia, que desempeñó el municipio en el transplante de las formas occidentales de convivencia, nos explica de cómo, desde el punto de vista jurídico-político la conquista de México no fue obra de España sino del municipio de Veracruz, es decir, que la conquista de México no emanó de poderes ultramarinos, sino de instituciones políticas criollas aquí mismo implantadas. Fueron en efecto, por su transplante instituciones políticas criollas las que andados justamente tres siglos, se confabularían para luchar por la independencia de México, también en su provecho.
En fin, en España el Municipio fue la base de la Reconquista; en América el Municipio constituyó el cimiento de la Conquista; más aún, la Conquista de México resultó autorizada por un municipio, el de la Villa Rica de la Vera Cruz; y asimismo, el órgano de gobierno del Municipio -el Ayuntamiento- de la Ciudad de México, levantó por primera vez, la voz para expresar la doctrina de la soberanía popular, sustento de la independencia de México.
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* Doctor en Administración Pública.
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