Por Héctor Torres
Alfonso Martínez Alcázar, como presidente municipal de Morelia, ha evadido, frecuentemente, su responsabilidad en materia de seguridad pública y se la endosa a la federación, sobre todo en lo que se refiere a homicidios. Parece que evadir su responsabilidad es su principal política pública en materia de seguridad. Quizá el ejemplo más contundente de la evasión de su responsabilidad es aquella célebre frase “la policía de Morelia no está para cuidar borrachos”. Hace, en definitiva, a un lado la prevención del delito.
Para nadie es desconocido que la autoridad municipal debe realizar acciones tendientes a garantizar la tranquilidad, paz y protección de la integridad física de los habitantes del municipio a través de la vigilancia orientada a prevenir actos delictuosos, sin embargo la Policía de Morelia está más enfocada en repartir a diestra y siniestra infracciones a motociclistas y automovilistas. Y se olvida de la prevención.
Con las camaritas que le puso a los policías de Morelia no está previniendo el delito, está evitando que sus elementos incurran en abusos de autoridad, en hechos delictivos y en extorsiones. Eso habla de la poca confianza que le tiene a su cuerpo policiaco y, digo, ese recurso lo debió haber destinado a acciones que, en verdad, inhiban la comisión del delito.
Eso de las camaritas no es, de ninguna manera, prevención del delito, es una acción recaudatoria y a dónde van a parar o qué fin se le da a esos recursos. Sólo Alfonso lo sabe.
Supongo que Alfonso Martínez Alcázar debe tener un diagnóstico de cuáles son los focos rojos de Morelia en materia de seguridad, qué tipo de delitos ocurren con más frecuencia en determinadas zonas, dónde el robo de autos, dónde el asalto a transeúntes, a tiendas de convivencia, dónde el narcomenudeo y, en consecuencia, debe actuar para prevenir la comisión de los delitos.
Bueno, eso supongo, aunque la realidad demuestra lo contrario porque muchas de las colonias de Morelia, consideradas de alto riesgo, jamás son visitadas por la Policía Municipal y opta por hacer rondines de vigilancia donde las cosas son más tranquilas. Para qué arriesgarse si los homicidios dolosos son responsabilidad de la federación, eso dice Alfonso.
La prevención en seguridad debe atender los diferentes grupos sociales y destinar acciones particulares para cada uno de ellos, pues no son homogéneas las causas y, por ejemplo, no se va a hacer lo mismo para combatir el maltrato infantil que la violación o discriminación por orientación sexual. Los jóvenes requieren de acciones particulares para evitar que caigan en las adicciones, para alejarlos de las drogas y de la delincuencia organizada.
En el caso del homicidio doloso, la prevención desde la autoridad municipal debe atender a la población mayor de edad y, en algunos casos, a adolescentes, orientando las políticas públicas hacia las causas y factores que los inducen al uso del arma de fuego y la violencia.
La prevención es un todo y, a la vez, un desmenuzado estudio de los grupos sociales –niños, jóvenes, adultos, migrantes, mujeres, etc.- para aplicar en cada uno de ellos políticas públicas que prevengan la comisión de delitos y la violencia.
Es de suponer que Alfonso Martínez Alcázar tiene un diagnóstico de todo ello, pero dudo mucho que cuente con ese estudio porque su política en seguridad está centrada en “eso no me compete” y no, no hace nada para prevenir los homicidios que un día sí y otro también de registran en Morelia.
De acuerdo con las cifras oficiales de la Fiscalía General de Michoacán, Morelia cerró los primeros cuatro meses del año como el municipio con mayor número de homicidios dolosos del estado, con 188 víctimas.
Esa es la realidad de Morelia que evade Alfonso Martínez Alcázar quien se la pasa festinando la escobita de platino que le dieron por ser, Morelia, una ciudad limpia y lo que queremos ver los ciudadanos es una ciudad limpia de delincuencia…..,lo que con Alfonso Martínez Alcázar es una utopía porque junio inició con seis homicidios.
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