El culto a la personalidad, el narcisismo político y, por supuesto, el derroche económico es lo que está prevaleciendo estos días previos al informe de Alfonso Martínez Alcázar. Mucho dinero gastado en publicidad, en la exaltación de la imagen de Martínez Alcázar en espectaculares, en unidades del servicio público, en redes sociales, en medios de comunicación y a eso habrá que sumar lo que gastará en acarreos de segunda y de primera, aquellos los que acudirán de las colonias y, los segundos, los políticos a los que disfrazarán de invitados especiales y a los que habrá que pagarles hospedaje de lujo. En fin, un derroche económico en la lectura de un informe del que no todo será verdad.
Y, por cierto, una de las invitadas especiales es la señora X, Xóchitl Gálvez Ruiz y habrá que pedirle, en caso de que acepte la invitación que ofrezca una conferencia sobre emprendimiento, y cómo hacerse rico con la venta un producto poco valorado, como ella lo hizo con las gelatinas.
Alfonso Martínez Alcázar calificó de aberrantes los libros de texto y con ello se unió a no pocos panistas y a los dueños del Partido Encuentro Solidario (PES), Eder López García y Luz María García García en la descalificación hacia esos tomos que inundarán las escuelas de educación básica del país. A todos ellos habrá que pedirles que acudan con su satánica eminencia, Carlos Garfias Merlos, a santiguarse por el contenido “comunista, socialista y sexual” de los libros de texto. Son la moderna inquisición.
Y Silvano Aureoles Conejo se quedó chiflando en la loma y es que solamente a alguien con la soberbia y vanidad de ese huache se le puede ocurrir que puede ser candidato a la presidencia por el Frente Amplio por México si lo único que el PRD puede ofrecer es lástima. Y, caprichoso y de bajo alcance mental como es, el huache rompió con el PRI y el PAN que, en estos momentos están carcajeándose de ese pobre iluso.
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La inseguridad ya se está hospedando en la zona centro de Michoacán. Morelia, Tarímbaro, Álvaro Obregón y Zinapécuaro, una ruta hacia el oriente donde la cosa está que arde. Y Guillermo Valencia Reyes, dirigente estatal del PRI, tiene toda la razón cuando dice que las autoridades no quieren ver la realidad, una realidad marcada por los homicidios. Alfonso Martínez Alcázar se escuda en que no son competencia del municipio y, con esa visión, sería mejor que no hubiese policía municipal pues solamente la usa para extorsionar con la careta de infracciones. Y la situación está tan fuerte en esta región que en Álvaro Obregón sus habitantes, de plano, ya no circulan por las noches ni en las comunidades ni en carreteras. Así es de grande el temor. Alfredo Ramírez Bedolla tiene que afrontar ese problema porque los alcaldes no quieren, no pueden o temen combatir la inseguridad.
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El no tan pulcro Fidel Calderón Torreblanca, a quien lo persigue la no tan clara compra de un software, mientras estuvo al frete de la Junta de Coordinación Política del Congreso del estado, ahora acusa a Juan Pablo Celis, dirigente estatal del Morena, de aprobar el pago, con recursos públicos, a la secretaria de organización del Morena Michoacán, María Guadalupe Barajas Navarro, para hacer reuniones de apoyo en favor del secretario de Gobierno, Carlos Torres Piña, en sus aspiraciones a ser Senador. Aquí, estos dos señores, -Fidel y Juan Pablo- no pueden considerarse dignos representantes de un partido que pregona la honestidad como una de sus principales virtudes.
Y ya en el tema de Carlos Torres Piña, éste, junto con Eder López García –uno de los propietarios del PES, deberían buscarse mejores asesores que les den frases originales en sus peroratas. Ambos utilizan el “orgullosamente michoacano”, una frase que acuño Víctor Manuel Tinoco Rubí y que ahora, sin pudor alguno, la replican en su favor Torres Piña y López García. Lástima que Tinoco Rubí no la registró pues de haber sido así tanto el secretario de Gobierno como el dirigente partidista tendrían que pagar derechos de autor.
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