De entrada la medida adoptada por el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla de suprimirle a la Guardia Civil, Tránsito Estatal, la posibilidad de infraccionar a los conductores de autos o motocicletas parece buena…, pero solamente parece porque se exalta que con ello se acaban las mordidas, la corrupción; sin embargo, eso no implica, necesariamente, que se acaben las extorsiones porque, al amparo de una violación al reglamento vial, pueden, los elementos policiacos inventar cualquier cosa para llevar agua –monedas, billetes- a su molino –bolsillo- propio o de sus superiores. Cuentan que la cuota es, o era, de diez mil pesos por patrulla, diarios lo que tenían que entregar, ¿y usted cree que van a renunciar a esos ingresos? De ninguna manera. Buscarán el modo y lo encontrarán porque, finalmente, ese decreto de Alfredo Ramírez Bedolla no depuró la dependencia, los corruptos siguen ahí.
Un efecto negativo de esa medida es que Michoacán, y Morelia, no se distinguen precisamente por contar con conductores proclives a respetar las leyes viales y ahora que Tránsito Estatal no los puede infraccionar pues se van a dar vuelo y con esto más ingresos al ayuntamiento de Alfonso Martínez Alcázar que de eso estaba pidiendo su limosna. Y una pregunta, ¿qué va a pasar con las delegaciones de Tránsito?
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Abrir las puertas de los partidos políticos a la ciudadanía para que quien quiera se pueda inscribir como precandidato o candidato no siempre es acertado y de esto puede dar cuenta, perfectamente, el Partido Encuentro Solidario (PES) a cargo del clan López García y es que recientemente presentaron al precandidato a alcalde por Tingambato y este profesor le dio las gracias al partido Movimiento Ciudadano por darle la oportunidad, y ante ese resbalón raudo entró Eder López García a corregir y lo hizo de una manera no brusca, al decir que les cambiaron el color, de naranja por Morado, pero, evidentemente, por dentro, estaba morado de coraje.
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Y Alfonso Martínez Alcázar, como siempre, señala que los morenistas tienen más de un año en campaña, pero, él lleva desde que retomó el cargo de presidente municipal haciendo campaña, poniendo énfasis en su imagen ante cualquier bache que tapa. Martínez Alcázar sabe perfectamente que, si no consigue la reelección, su ambición de ser gobernador de Michoacán estaría más lejana. Por eso esa desmedida publicidad en redes sociales resaltando su imagen. Que le vaya a contar las muelas a sus esbirros, él desde hace ya casi tres años anda en campaña.
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La ola de homicidios que se han registrado los primeros días del 2024 en Michoacán y Morelia, principalmente, deja al descubierto que no hay coordinación alguna entre el ayuntamiento de Alfonso Martínez Alcázar y el gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla. Cada uno de ellos está jalando por su lado, pero ese lado tiene un trecho en común, el político-electoral. Ambos están trabajando para su beneficio político, Alfonso maquinando su reelección, buscando aliados por aquí y por allá, y Alfredo todavía sin encontrar respuesta a la golpiza política que le dieron en las internas morenistas, ninguno de sus gallos figuró y se le apareció su peor pesadilla, Raúl Morón Orozco. A como están las cosas, nada raro será que para la alcaldía de Morelia el candidato morenista sea Juan Carlos Barragán Vélez porque Luis Navarro García, el candidato bedollista, carga en su espalda el estigma perdedor de Alfredo Ramírez Bedolla. Alfonso y Alfredo son un binomio nocivo para Michoacán.
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