El catedrático Marco Antonio Aguilar Cortés, siempre franco y sincero, expresa su deseo de que la gente salga a votar el próximo 2 de junio y lo haga por quienes respeten la división de Poderes; lo haga una auténtica democracia y decida, con su sufragio, el rumbo para que nuestro país siga desarrollándose económica y educativamente.
Aguilar Cortés es un referente de la cultura, la educación y la política, y en su desempeño dentro del ámbito público y político presume, en el buen sentido de la palabra, haber sido director juvenil del PRI, fundador de la Casa de la Juventud en Michoacán, secretario del ayuntamiento de Morelia, alcalde de la capital michoacana, en tres ocasiones diputado local, dos veces legislador federal, procurador federal de la Defensa del Trabajo, secretario de Educación en Michoacán, director general de Educación en la SEP en México, trabajó para el Banco Mundial, presidente del Supremo Tribunal de Justicia de Michoacán, secretario de Cultura de Michoacán, en síntesis, toda una vida de trabajo que le convierte en voz autorizada para expresar su opinión en torno a cualquier tema de la vida política y del servicio público local y del país.
Con su voz pausada, plena de sabiduría, emite un mensaje destacando el de ser auténticos ciudadanos, cumplir con los deberes como tales y, por supuesto, “ejercer nuestros derechos y no dejemos de ir a votar este 2 de junio”.
El voto se debe pensar bien, sugiere y se pronuncia porque la gente se decida por no perder, de ninguna manera, libertades, por quien respete la división de Poderes, por la democracia, “la auténtica democracia, que decida para que nuestro país siga desarrollándose económica y educativamente”.
Hay en el país, 130 millones de mexicanos, pero ciudadanos, con derecho a ejercer el voto, “aproximadamente seremos unos 100 millones” y, sincero, franco, directo, como lo ha sido siempre, afirma “al menos mi voto será por Xóchitl Gálvez, por una alianza de partidos y explica “porque independientemente de las deficiencias que puedan tener estos partidos o de las limitaciones que pueda tener Xóchitl Gálvez es, en momento, quien nos puede representar para frenar a grupos que han realizado el acto político de concentrar en un solo hombre el poder”.
La dictadura, la autocracia, sea de partidos o sea de grupos son malas, asevera, pues no permiten el desarrollo, pero el problema de que quede en manos de un solo hombre todo el país, “es una verdadera dictadura que no podemos soportar ni lo merece México”.
Por lo tanto, prosigue, con todo y las deficiencias que pueda haber, “debemos de tomar el camino que corresponde a la democracia, que puede llevarnos a una auténtica democracia” y detalla, no solamente a una democracia económica sino a una democracia educativa, “una democracia que funcione en todo, desde la casa, desde el hogar, las escuelas, para que se escuche y atienda a todo mundo y todo mundo participe en el desarrollo”.
Para nadie es desconocida la gran preparación de Aguilar Cortés y su amplio bagaje cultural y, dando muestras de ello, sin titubear un segundo, expresa que la vieja división de izquierda y derecha que nació con la Revolución Francesa, que primero era la montaña, el llano y los intermediarios, el medio, se convirtió en un reacomodo en la izquierda, el derecho y el centro, pero esa división de poderes en izquierda, derecha y centro, ya no funciona “y no funcionar porque lo que tenemos que buscar es gente honrada y tanto la izquierda como la derecha y el centro tiene gente honrada, capaz, no inepta”.
Y la izquierda, la derecha y el centro tiene gente capaz e inepta, tienen de todo, es decir, ya se rompió esa estructura, ahora lo importante es buscar que los que sean más capaces para el ejercicio del poder, “pues que sean los que nos representen, los que tengan más capacidad de servicio; los que no roben, sean los que nos representen; los que sean gente que aspira a que los demás sean libres y, sobre todo, establezca el orden con esa libertad”.
Así, de esa manera, Aguilar Cortés pone en su sitio esa mezcolanza de partidos que están arrejuntados en las alianzas y es común, puntualiza, que dentro de los procesos electorales se les asignen, a los partidos, colores, escudos, pero, no es propiamente el fondo el color, el escudo, “lo importante es que conjuguen, que no dividan a México, no hagan que se peleen los mexicanos entre sí, sino gente que unifique a los mexicanos, para que los mexicanos trabajemos, no haya pordioserismo oficial, sino trabajo, no es regalar dinero ajeno, que es del erario público, para que me quieran porque si se regala lo único que se hace son pordioseros”.
Ese dinero, subraya, es para consumo y si se da dinero, se da para que se produzca no para que se consuma, es mejor enseñar a la gente a trabajar y trabajando que nadie le robe su dinero y haya una buena distribución de la riqueza para que la diferencia entre los ricos y los pobres se vaya reduciendo, como lo han venido haciendo países de Europa del Norte.
Y remata, “hay que votar por eso, y la gente que pueda hacer eso, unificar a los mexicanos, para que produzcamos más y distribuyamos mejor; por ellos hay que votar porque son los que representan nuestras aspiraciones, nuestros deseos”.
No deja de lado, a pregunta expresa, las reformas enviadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador y las califica, según se les ve, como un elemento para concentrar, él, el poder, casi para doblegar a los otros Poderes, “es una reforma que tiende a que la Cámara de Diputados y la de Senadores le sirvan al Ejecutivo, al autócrata, es para que el Poder Judicial atienda al Ejecutivo, es hacer una dictadura”.
En sus palabras se detecta el orgullo de ser moreliano, nicolaita, maestro universitario y abogado y, constantemente, expresa, en los lapsus en los que no se ha desempeñado en el sector público, ha ejercido su profesión (abogado) en un despacho familiar con su padre y sus hermanos.
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