Por Héctor Torres
Aunque las encuestas, cien por ciento manipulables y hechas a contentillo, indican un incremento en la aprobación hacia Alfonso Martínez Alcázar, Morelia vive dos realidades, por un lado la de alcurnia, con sus necesidades satisfechas, y, por otro, las colonias populares con la precariedad a cuestas.
No es nada nuevo que al gobierno de Alfonso Martínez Alcázar se le señale de clasista y de ignorar situaciones graves por su afán reeleccionista y su ambición por la gubernatura. Incluso un gran amigo suyo, del que omito su nombre, pero al que Alfonso debe identificar, le dijo que estaba haciendo una mala administración porque no atendía de igual manera las dos morelias; en la de alcurnia, el mejor material para las obras, en las colonias de la periferia, apenas chapopote.
Y así ha sido su gobierno, dos miradas distintas para una misma problemática. Un gobierno que desatiende los intereses del grueso de la población del municipio y privilegia a los grupos o personas que lo apoyaron en su campaña. Ese es el pago.
Se vienen problemas fuertes en abastecimiento de agua, por la sequía que se prevé, y, de acuerdo con el regidor Manuel Parra, se precisan campañas para fomentar el cuidado del vital líquido, pero en el OOAPAS no hacen nada al respecto; se concretan a cobrar y aumentar las tarifas.
La escasez del agua ya rebasó las fronteras del Centro Histórico y se adentró en otras colonias, muchas de ellas con menor poder adquisitivo, pero cuyos habitantes deben pagar más por el mismo servicio; por un lado, el recibo que nunca falta, aunque falte el agua, y, por otro, las pipas que les suministran el agua, que deben comprar, que no les da, como es su obligación, el ayuntamiento.
Manuel Parra advierte que hay rumores sobre huachicoleo de agua en la Mintzita, mientras que en la Presa de Cointzio se han vertido materiales contaminantes, y en ese asunto el municipio no ha hecho nada, solamente lo ha dejado pasar.
Si Alfonso Martínez Alcázar ha dejado pasar esos problemas, como otros, por mantener su imagen y no enturbiar su reelección, la ciudadanía de Morelia, mucha, parece decidida a no dejar pasar a Poncho y cerrarle la puerta a un nuevo periodo de gobierno municipal.
Y esa ciudadanía está aglutinada en simpatizantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que presentaron sus propios candidatos a la alcaldía moreliana. A ellos se suman los pobladores de Morelia sin un partido de preferencia, pero que han padecido, y padecen, la indiferencia de un gobierno clasista, elitista.
En materia de seguridad, Morelia va en camino de convertirse en foco rojo por la creciente violencia e inseguridad y Alfonso Martínez Alcázar lo sabe, sabe lo que está pisando y pidió seguridad para cuando ande en campaña. Morelia no brilla y él lo sabe. Y aunque presuma a su policía, la realidad es que los polimunicipales de Morelia tienen una tarea primordial: levantar infracciones, a eso se dedican y en eso son expertos.
Y por cierto, el secretario de Gobierno, Elías Ibarra Torres, verá incrementada su chamba ahora que inicien las campañas locales porque, seguramente, aumentará el número de candidatos con solicitud de protección. Ibarra Torres especificó que, hasta el momento, 19 candidatos han solicitado protección, de las que se han atendido 17, siete por instancias de seguridad federales y las diez restantes por la Guardia Civil. Restan dos por atender, entre ellas la de Alfonso Martínez Alcázar quien, seguramente, por el pleito que trae con las autoridades estatales, pedirá que lo cuide la Policía Morelia, esto, de darse, será un respiro para automovilistas y motociclistas que verán disminuido el atosigamiento de los polimunicipales para multarlos
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