
Caleta de Campos, Michoacán. A 27 de abril de 2025.– Mientras el turismo veraniego desborda las costas michoacanas, hay nombres que no figuran en campañas oficiales ni en grandes titulares, pero cuya labor marca la diferencia entre la vida y la muerte. Pedro Suazo Orozco, salvavidas con 14 años de trayectoria, 552 rescates exitosos y un historial impecable de saldo blanco, es uno de ellos. Su voz firme y su temple tranquilo esconden la historia de un hombre que, con recursos precarios, enfrenta no solo al mar, sino también a la indiferencia institucional.
Originario de Lázaro Cárdenas, Pedro llegó a Caleta de Campos tras un llamado de la Unión de Ramaderos para integrarse como rescatista. Primero como voluntario, hoy trabaja formalmente con Protección Civil Municipal. “Antes de ser salvavidas ya había rescatado como a 150 personas. Era como una responsabilidad natural”, dice.
Pero detrás del compromiso de Pedro y su equipo, lo que emerge es una denuncia implícita: la falta de condiciones mínimas para realizar una tarea crítica en uno de los puntos turísticos más visitados del municipio. Mientras las olas cambian su ánimo con el mar de fondo y la temporada de lluvias se aproxima, el equipo de salvamento apenas sobrevive con banderas improvisadas hechas con bolsas de plástico, aletas rotas y equipamiento deteriorado. “El equipo ya no da más. Una fuerte corriente y se rompe. Eso nos pone en riesgo a todos”, afirma.
Pedro pide apoyo al ayuntamiento: una pequeña ‘yesqui’ (moto acuática), banderas profesionales, equipo básico. “No pedimos lujos, pedimos herramientas. Una vida que salvemos ya justifica esa inversión. No deberían ignorarlo.”
El trabajo de este salvavidas no se queda en lo físico. Cada mañana, Pedro organiza reuniones con turistas para explicar los riesgos del mar, las banderas de señalización y las áreas seguras. Mientras otros solo suben fotos para promocionar las playas como “albercas naturales” en TikTok, él sube videos informativos desde su página Pedro Suazo Salvavidas de Caleta de Campos, con actualizaciones sobre el estado del mar. “La prevención es mi prioridad. Si la gente no entiende la señalética, ahí voy yo a explicarles.”
Sin embargo, ni la mejor voluntad puede suplir la ausencia de políticas públicas serias. La falta de infraestructura, de limpieza constante y sobre todo de cultura cívica, que complica la labor de seguridad en una zona donde el turismo crece sin planeación.
“Vienen y se van dejando basura como si la playa fuera un basurero. No entienden que también tienen deberes, no solo derechos”, reclama. Lo más preocupante es que el abandono es institucional. Aunque hay coordinación entre Marina, Protección Civil Estatal y Municipal, el esfuerzo es limitado y claramente insuficiente.
En una reciente emergencia, Pedro y su equipo lograron rescatar a 13 personas en cuestión de minutos. “Si no hubiéramos tenido los seis salvavidas activados, otra historia estaríamos contando.” Pero incluso ese logro encierra una advertencia: sin el refuerzo adecuado, no siempre habrá tiempo para evitar una tragedia.
¿Cuánto vale una vida? En Caleta, Pedro responde con hechos. Pero la pregunta debe llegar hasta los escritorios del ayuntamiento de Lázaro Cárdenas, hasta las secretarías estatales y federales encargadas del turismo y la protección civil. No se puede seguir parchando la seguridad con bolsas de plástico y aletas rotas.
Pedro Suazo no pide palmas ni medallas. Pide equipo, coordinación y respeto. Que la próxima vez que alguien hable del “paraíso” que es Caleta de Campos, recuerde que su belleza no está asegurada por milagro, sino por hombres como él, que cada día dan la vida para que otros puedan disfrutar la suya.
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