Por: Salvador Hurtado
El Racismo o malinchismo se da en muchas cuestiones de la vida cotidiana en México: cuando alguien prefiere lo extranjero blanco y ojos de color, o bien a la hora de elegir ropa, bebidas, las personas con cierto complejo de inferioridad, incluidos la cultura, los lenguajes hasta la forma de caminar… Es esa marcada preferencia por lo que viene de fuera a la hora de valorar la belleza física, de ocupar un puesto de trabajo principalmente en la farándula y en el futbol, bueno hasta en el gobierno y si no chequen quien es el titular del Fondo de Cultura Económica (FCE) en México.
Hablando de la farándula nada más chequen cuantas figuras y figurines sin talento importados, han desplazado a nuestras actrices y actores reconocidos por ocupar a chambistas desechables con fecha de caducidad y así sucesivamente… En política, por ejemplo, tiene que ver con las actitudes de entreguismo, el que es «vende patrias y traidor”, a la ciudadanía por permitir desde una curul levantando el dedo que se les pisotee a sus connacionales más humildes y desprotegidos la dignidad y se violen los derechos humanos más elementales con la complicidad de miles de mercenarios hipócritas. La agresión continúa aquí con cierto malinchismo, pues estos personajes y sus familias tratan a sus empleados a través de una retahíla de insultos racistas y clasistas pues se creen de otra clase por habitar y vivir en amasiato con los más altos poderes político, artístico, deportivo y empresarial,
A mí no me hablas así, pinche indio”, o “este es un resentido social, porque ve que traigo un Mercedes, porque no tienes un pinche mugroso peso, pendejo culero, odio los negros nacos”. De ese tamaño fue el insulto de la Argentina enquistada en México Ximena Pichel, quien en los últimos días se viralizó a través por un video al insultar a un agente de la policía de la Ciudad de México.
La escena es habitual en cualquier ciudad de nuestro México lindo y querido. Un policía de tránsito identifica un coche mal estacionado que, además, no había pagado el parquímetro. El agente se aproxima al vehículo para poner el inmovilizador. Pero en ese momento la agresión de Ximena, haciendo segunda también su hijo y el amigo de este que gritan y encaran a los policías. De ahí surge la imagen que ha dado la vuelta al país: “No me estés insultando pinche negro”, grita ella. “Hasta racista eres”, contesta tranquilo el policía. “A huevo, odio a los negros como tú, los odio, por nacos”..
En México se insulta por el tono de piel. Así lo apuntaló la última Encuesta de Discriminación del Instituto Nacional de Estadística (INEGI), además, se recoge que el 28% de la población indígena y el 35,6% de la población afro descendiente sufrió discriminación en el último año, la mayoría de ellos por su forma de vestir y su tono de piel. Casi el 40% de estas poblaciones considera que en el país sus derechos “se respetan poco”. El 20%, por ejemplo, constató que se le había negado la oportunidad de trabajar por su pertenencia a un grupo indígena. En Ciudad de México esta discriminación aumenta con los años. El porcentaje de víctimas de discriminación pasó de 23,7% a 29,6% entre 2017 y 2022. La capital se convirtió, solo por detrás de Yucatán, Querétaro y Puebla, en el lugar donde más personas afirman haber sufrido discriminación.
Se llama malinchismo y, según el Diccionario del Español de México, es la tendencia «a preferir lo extranjero o al extranjero —en particular si es blanco, güero y de tipo ario— sobre sus propios compatriotas, sus propios productos o sus propios valores y tradiciones». Es un secreto a voces de como tratan, la mayoría de funcionarios, esos que usted ve en los diarios, portales y noticieros poniendo los ojos de cura de pueblo hablando sobre la igualdad, el respeto a los derechos humanos y del racismo, cuando sus hijos son verdaderamente insoportables muchas de las veces briagos y adictos, tratan a la servidumbre majaderamente y tronando los dedos y de las señoras, mejor se deja a la imaginación. Claro que al ver la hipocresía del millonario poderoso jefe de familia; los angelitos de la casa adquieren problemas de comportamiento y faltas de respeto desde a la trabajadora doméstica, chofer, jardinero o mozo. En cualquier restaurant, antro o lugar donde se tenga que servir a esa fauna, a leguas se les nota graves trastornos de la conducta..
Si estos hombres y mujeres hijos de gente que se cree dueña de parte del país, están envilecidos por la abundancia y despilfarro de sus mayores, que se puede espera de ellos, esto en el caso de los poderosísimos connacionales que tratan de manera arbitraria y con la punta del pie a la gente común y corriente, al menos así se ilustra en investigaciones y reportajes de especialistas en el comportamientos de ese tipo de jungla. Pues imaginen los lujos con que vive la mayoría de esa gente “bonita” que viene desde Rusia, Ucrania, Francia y otros países hispanos, por ejemplo; Irina Baeva (Rusia), Laura Bozo (Perú), Niurka Marcos (Cuba), Tania Libertad (Perú), Maribel Guardia (Costa Rica), Livia Brito (Cuba), William Levy (Cuba), Angelique Boyer (Francia), Juan Soler (Argentina), Cristián de la Fuente (Chile), René Strickler (Argentina), Natalia Jiménez (España) ,Belinda (España) que a leguas a no pocas se les observa ser ruines con sus semejantes del país que para su mala suerte y por su necesidad les tienen que atender.
Muchas y muchos más personajes de la farándula han encontrado en México un mercado (minita de oro) importante para su escaso oficio actoral con importante fortuna acumulada, sin embargo sea como sea desplazan a las y los artistas locales que inclusive a través de las redes piden se les emplee y nada., No poca de la gente importada han insultado a mexicanos hasta el cansancio, sin autoridad que los sancione o expulse, como lo han hecho Livia Brito con su pareja acercaron al fotógrafo para reclamarle por algunas fotos tomadas, pero acabaron golpeándolo y destrozando su equipo fotográfico; el cantante de Puerto Rico Luis Miguel, de este, hasta armando manzanero antes de morir dijo que; «es más fácil que un elefante logre entrar por el ojo de una aguja a que Luis Miguel haga algo por el prójimo». Y ni que decir de Laura Bozo o bien de Niurka Marcos, de tantos conflictos.
México es un país hospitalario y de aceptación al extranjero. Pero sin racismo o malinchismo, podríamos tener la misma actitud sin convivir con esa especie de vergüenza hacia lo que es uno mismo. Ese sería el cambio radical. Uno ve en otros países que la gente presume de su queso, su vino, sus platos. Aquí hay avances en ese sentido, pero es algo que llevará tiempo. Y debe ser un orgullo más profundo que el mero fútbol o cosas por el estilo. Se necesita un progreso material y palpable, eso ayudaría a que estas actitudes enfermas y debilitantes como el malinchismo fueran desapareciendo.
Esto nos hace recordar que no ha sido un caso aislado si al caso es el que una extranjera insulte a un connacional. En el vertiginoso mundo de las redes sociales, donde la inmediatez y la viralización son clave, surgió un fenómeno que, más allá del mero entretenimiento, se convirtió en un espejo inclemente de las profundas fracturas sociales de México: el de las «Ladys» y los «Lords».
Estos sobrenombres, nacidos en el crisol digital, se arraigaron en el léxico popular para señalar a individuos que, en un alarde de prepotencia, clasismo o mal comportamiento, son grabados en video y expuestos al escrutinio público. Lo que empieza como un incidente aislado, se transforma rápidamente en un juicio sumario virtual, generando indignación masiva y, en ocasiones, consecuencias tangibles para los protagonistas.
Perdón por la ignorancia solo que no recuerdo de algún caso sonado en relación a la aplicación del artículo 33 de la Constitución Mexicana donde trata sobre los extranjeros en México. Establece que los extranjeros tienen derecho a las garantías individuales que otorga la Constitución, pero también especifica que el Ejecutivo Federal puede, mediante un procedimiento administrativo, expulsar a un extranjero cuya presencia considere inconveniente,
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