Por Hector Torres
El influyentismo es la llave para que algunos negocios de giro rojo tengan las puertas abiertas y funcionen a horas prohibidas por el reglamento en la materia, señaló el regidor Benjamín Farfán Reyes.
No se pueden negar los intereses de personas que tienen, “a lo mejor con todas las de la ley”, cierto grado de influencia en algunos funcionarios municipales y que, por lo mismo, no son tocados, es una mezcla multifactorial de muchas cosas “que tenemos que empezar a combatir porque no vamos a trascender en esta administración si dejamos las cosas igual”.
Consideró que el influyentismo juega un papel determinante en la irregularidad de cómo operan los giros rojos en la ciudad, “yo creo que eso todos lo vemos, lo sabemos”.
Tras mencionar que “sí hay intereses y un conflicto de intereses fuerte”, Farfán Reyes se pronunció porque los giros rojos funcionen estrictamente conforme al reglamento y agregó que no pretende reformar nada no hacer una iniciativa “lo que quiero es que se respete el reglamento a cabalidad, y que la autoridad haga su papel en ese tema”.
Puntualizó que el reglamento establece el procedimiento para obtener una licencia, y hay contradicciones porque la autoridad dice que no y los vecinos y la ciudadanía afirman que se han otorgado muchas.
Ante ello, subrayó, es preciso abordar abiertamente y con transparencia qué es lo que está sucediendo ahí y aclarar si se están dando o no, y empujar para que la autoridad haga su trabajo, “no se necesita modificar ningún reglamento, necesitamos que se respete el que se tiene”.
Porque, añadió, el problema persiste y ahí están los antros funcionando a deshoras y ahí están los vecinos inconformes porque les causan una infinidad de molestias todos los días.
En ese asunto, es inútil, agregó, realizar acciones aisladas, es vital hacerlas de fondo para resolver el problema de raíz.
Añadió que le gustaría que hubiese más transparencia en ese tema y lo único cierto es que no ha notado la presencia de las autoridades en esos lugares como debe de ser y argumentan que no hay inspectores, personal suficiente, pero si clausuran lugares pequeños en la periferia por qué no lo hacen con los grandes negocios que se ven desde toda la ciudad.
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