Alfonso Martínez Alcázar y su cantaleta
Edmund Burke
Alfonso Martínez Alcázar, “auxiliado” por su inútil encargada de Comunicación Social, Miriam Alarcón Ramos, no se ha cansado de pregonar, siempre, en cada acción que realiza, sobre todo las que ellos consideran buenas, que se debe al gobierno independiente que él encabeza, en una actitud evidentemente electorera.
Hace tiempo, mucho tiempo, que los comicios quedaron atrás y, sin embargo, para Alfonso Martínez Alcázar parece que el tiempo no fluye porque, como lo hizo en campaña, sigue arropándose en una figura electoral que ya tiene que estar en el armario.
Un gobierno o candidato independiente es, por donde se le quiera ver, una figura electoral que se utilizó, y utilizará, en procesos comiciales y debe quedar al margen cuando ya se está ejerciendo el poder o el cargo para el cual se fue electo.
¿Acaso Silvano Aureoles Conejo en cada obra que inaugura o da el banderazo de salida presume que lo hace un gobierno perredista, o Enrique Peña Nieto publicita sus actos como un gobierno priista?
No, son, simplemente, el gobierno estatal y el gobierno federal, y, en consecuencia, Alfonso Martínez Alcázar tendría que hablar de gobierno municipal.
Pero, Alfonso Martínez Alcázar ya le puso al ayuntamiento el apellido de “gobierno independiente” explotando una figura electoral que lo llevó, en mala hora, a “gobernar” el municipio de Morelia. En ese bautizo Martínez Alcázar lleva el apoyo de la nefasta Miriam Alarcón.
Parece que la cantaleta y el apellido de “independiente” lleva un mensaje electoral –no se debe olvidar que esa figura lo llevó al cargo- para un futuro candidato a diputado o senador “independiente”. Alfonso, de ser así, anda en plena campaña.
Una pregunta para los expertos en leyes electorales y el INE, ¿Con el recurrente uso de la figura electoral de independiente, no está Alfonso Martínez Alcázar violando las normas electorales?
Y para Alfonso y su “gobierno independiente”, porqué en lugar de su cantaleta no ofrece resultados a la ciudadanía, principalmente en seguridad, pues Morelia, hoy, es un paraíso para los asaltantes que cometen sus fechorías sin ningún pendiente porque “el independiente” no da una.
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