Por Héctor Torres
Morelia es el epicentro de la pandemia del Covid-19 y al alcalde Raúl Morón Orozco eso lo tiene sin importancia, pues, últimamente, ha optado por ser un presidente municipal viajero que recorre los caminos de Michoacán buscando convencer a la ciudadanía de que es la mejor opción para gobernador.
La capital de Michoacán ha desplazado a Lázaro Cárdenas tanto en el número de contagiados como en el de decesos por causa del coronavirus, pero eso pasa a segundo término cuando el interés es personal y no colectivo, cuando la ambición es ser gobernador a costa de lo que sea, en este caso de la salud de los morelianos.
Esta pudiera considerarse la segunda fase de la campaña de Morón Orozco por alcanzar la simpatía de la ciudadanía; la primera fueron sus informes itinerantes que presentó en diversas tenencias de Morelia.
También con esos mini informes mandó a segundo plano la pandemia del coronavirus; su ambición personal es mayor, mucho mayor que a la salud de los morelianos.
Aparte de la inseguridad que vive Morelia, con homicidios un día y el siguiente también, hay problemas que derivan de la ausencia de un presidente municipal y como ejemplo está el conflicto del Cañafest.
A los comerciantes no los dejan poner en San Diego y los quieren mandar a los jardines del Ceconexpo, pero los habitantes de esa zona ya protestaron y no los quieren ahí.., y entonces, ¡quién va a resolver ese conflicto? Se supone que el presidente municipal, pero Raúl Morón Orozco no está en Morelia.
Si alguien pregunta por Raúl Morón Orozco hay que decirle que lo busque por los caminos de Michoacán, en alguno de ellos debe andar, menos en Morelia, y si alguien pregunta quién va a resolver los problemas de Morelia, hay que responderle, como dicen en el rancho, “sepa la bola”.
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