Por Héctor Torres
De la mano de rectoría, Yarabí Ávila González ha tenido una meteórico ascenso en el servicio público al ocupar, en un brevísimo lapso de tiempo, la contraloría de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, la subsecretaria de Finanzas, la secretaría de Política Social y aterrizar como candidata del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la diputación local por el Distrito X..
Ávila González no es del agrado de simpatizantes y militantes del PRI que no la identifican con ese instituto político y la tienen como una arribista sin mérito alguno para abanderar al tricolor en la contienda del próximo siete de junio.
No está por demás recordar que haciendo gala de una insensibilidad que solamente la otorga la prepotencia, Ávila González acudió a registrarse como precandidata del PRI a la diputación local por el Distrito X en horas hábiles, en vehículos oficiales de la Secretaría de Política Social (Sepsol) y acompañada por personal de ese dependencia.
Si ya desde ese momento se pasó la ley por las enaguas, imagínese lo que haría siendo diputada. Sería un lastre para Michoacán.
Cuando ocurrió eso, el dirigente estatal del Partido de la Revolución Democrática, Carlos Torres Piña, pidió una explicación sobre el proceder de la, en ese entonces, funcionaria estatal, y se pronunció por la destitución de Yarabí Ávila González de la Sepsol.
No pasó nada y, en contra de la opinión de verdaderos militantes del tricolor, Yarabí Ávila González se agandalló la candidatura priísta por el Distrito X Morelia.
Cuando era pre, Ávila González fue denunciada por distribuir despensas, desde su cargo como titular de la Sepsol, en colonias que, “casualmente”, forman parte del Distrito X. Es decir, actuó con premeditación, alevosía y ventaja.
Y ni quien le dijera nada pues al parecer tenía el VoBo de altas esferas del gobierno.
Y ese VoBo ya no podrá hacer nada el 7 de junio, ese día el electorado, sobre todo los verdaderos militantes y simpatizantes del PRI que no digieren esa candidatura, podrían, estarían en todo su derecho por esa imposición, votar por otra opción.
Así de fácil fue el ascenso de Yarabí Ávila González y así de fácil puede ser su caída.
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